Sin prisa, pero sin pausa, me ha dado tiempo de preparar los dos encarguitos que tenía y además, de estrenar mis nuevos cortadores.
Aquí está el resultado... galletitas de Pascua especialmente decicadas a mi querida little sobri, Irene, que además de comérselas les ha encontrado otro uso de lo más insospechado: meter el dedito en el icing que decora uno de los modelos y utilizarlo para "decorar" el espejo de casa de los abuelos!
La perversa imaginación infantil es ilimitada!
que bonitas... dan pena comerselas!!
ResponderEliminarMUY BONITAS FELICIDADES
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